Miles de ciudadanos en diversos
países de Sudamérica, se movilizaron protestando contra los gobiernos de
izquierda y de derecha el año 2019. El combustible social que alentó la
protesta social fue contra las políticas económicas, la corrupción, la
exclusión social y abuso del poder político. Esas movilizaciones lograron
tumbarse gobiernos y puso en jaque a otros, lo que pone en evidencia la madurez
cívica de la población que no está dispuesta a tolerar abusos e injusticias en
el siglo XXI. La mayoría de estas movilizaciones no tuvo líderes visibles, ni
estaban conectadas unas a otras, pero tenían peticiones concretas: nuevo orden
económico, medidas drásticas contra la corrupción e impunidad y políticas
públicas de inclusión social.
Las movilizaciones ciudadanas se
iniciaron en enero 2019 en Venezuela, cuando el presidente de la Asamblea
Nacional Juan Guaidó, se proclamó presidente de la república, siendo apoyado
días después por miles de venezolanos y fue reconocido por 66 Estados del
Mundo, quienes demandan la renuncia del dictador Maduro. En el Perú, las
movilizaciones ciudadanas fueron contra el “blindaje fuji-aprista” en el
Congreso, ya que esas bancadas parlamentarias con su mayoría, no querían acusar
a un vocal supremo y fiscal supremo ante indicios de corrupción. Un ex fiscal
de la nación, emitió incluso una resolución separando de la investigación a los
fiscales José Pérez y Rafael Vela, quienes investigaban una trama de corrupción
del Caso Odebrecht, lo que enardeció al pueblo que salió a las calles
protestando contra esa decisión que obligó a Chavarry a dar marcha atrás.
En septiembre en Ecuador, el
presidente Lenin Moreno, aprobó un paquete de medidas económicas para “sincerar
la economía” acordadas con el FMI a cambio de un crédito de 4,200 millones de
dólares. Entre ellas el aumento del precio de los combustibles que generó un
rechazo mayoritario, especialmente de los indígenas y población pobre, quienes
desde el interior viajaron a la capital política para exigir la derogatoria del
paquetazo. Luego de once días de protesta, el gobierno de Moreno, retrocedió y
derogó el criticado decreto. En Chile, en octubre los ciudadanos rechazaron el
incremento del billete para transportarse en el metro. Miles de jóvenes y
adultos ingresaron a las estaciones urbanas y quemaron sus instalaciones como protesta,
lo que obligó al gobierno de Piñera a sacar a los carabineros a las calles
reprimiendo a los civiles, lo que originó el enardecimiento del pueblo, que no
solo reclamó educación pública gratuita, salud universal gratuita, eliminación
de las AFP nueva Constitución y otras peticiones sociales, en el país que los
neoliberales consideraban como “modelo económico en Sudamérica”.
Para calmar la rebelión el
presidente Piñera y la clase política chilena, se vio obligado a convocar a un
plebiscito en abril 2020 donde el pueblo será consultado si se modifica la
Constitución o convoca una Asamblea Constituyente. En octubre en Bolivia, se
acusó al gobierno de Evo Morales de fraude electoral en la primera vuelta ya
que pretendía gobernar por cuarto periodo. Los ciudadanos opositores al
gobierno del MAS, protestaron en las calles y luego de varias semanas donde la
policía reprimió a los civiles y hubo enfrentamientos contra quienes apoyaban a
Evo. El Jefe del Ejército, en pronunciamiento público sugirió a Evo Morales que
abandone Palacio de Gobierno para recobrar la paz social en Bolivia, lo que
obligó a Morales a salir de su país luego de gobernar esa nación por 13 años y
pedir asilo inicialmente a México, y ser refugiado finalmente en Argentina.
En noviembre en Colombia, se
formó el Comité Nacional del Paro promovido por ciudadanos quienes rechazaron
las reformas pensionarias, nuevas leyes laborales, contra la corrupción de
funcionarios públicos, pero también exigiendo la desactivación del escuadrón de
la policía a quienes acusaban de abusos y asesinatos que quedaron en la
impunidad. Las movilizaciones se extendieron hasta diciembre, obligando al
gobierno del presidente Iván Duque a formar una Mesa Nacional de Dialogo para
abordar las reformas políticas, económicas y sociales en beneficio de los
colombianos. La ola continental de protesta ciudadana no solo sacudió
Sudamérica, sino se extendió a varios continentes. Si el año 2019 fue muy agitado
socialmente, el 2020 podría ser el año de la turbulencia global si los
gobiernos no ceden a las demandas ciudadanas en plena democracia.
El ex secretario general de la
ONU, Kofi Annan, en un discurso pronunciado en México el 2018 sobre la
democracia, afirmó en síntesis lo siguiente: “Hay una serie de razones detrás
del descontento democrático y del sentimiento de que la democracia ya no brinda
a los ciudadanos una voz genuina en cómo son gobernados y por quién. La primera
razón, es que los sistemas políticos no se han adaptado al desarrollo
económico, creando altos niveles de desigualdad y una creciente sensación de
privación de derechos económicos. La globalización ha traído consigo cambios
increíbles, sin embargo, sus beneficios no han sido compartidos
equitativamente; tal y como la riqueza se concentra, también el poder político
y las influencias. La historia nos enseña que tal desequilibrio entre los
ámbitos económico, social y político no puede sostenerse por mucho tiempo; para
que la democracia sea efectiva tiene que ser incluyente”.
Finalmente, me parece
oportuno reproducir un extracto del discurso que pronunció el Premio Nobel de
la Paz y ex presidente sudafricano, Nelson Mandela en 1998 cuando fue ungido
como Jefe de Estado ante el parlamento de su país y señaló la siguiente frase
sobre el significado de “democracia”. Dijo entonces: “Si no hay comida cuando
se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay
ignorancia y no respetan los derechos fundamentales de las personas como la
educación, la democracia entonces es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos
voten y tengan un parlamento y prensa libre”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario