sábado, 26 de noviembre de 2016

¿SOMOS OBJETIVOS O SUBJETIVOS LOS PERIODISTAS?



La objetividad es uno de los deberes y valores fundamentales de los periodistas y una garantía que nos exigen nuestros lectores, oyentes o televidentes ya que los medios utilizan el espectro radioeléctrico que es de todos los peruanos y nuestra credibilidad personal o empresarial está de por medio. Ninguna norma legal nos exige que seamos objetivos cuando emitimos información en los diversos formatos periodísticos, pero si tenemos esa obligación ética hacia nuestros públicos. El Colegio de Periodistas promulgó el año 2015 en Trujillo nuestro Estatuto y el Código de Ética y si bien textualmente en ninguno de sus artículos nos imponen como deberes respetar la objetividad, implícitamente nos señalan que debemos actuar con veracidad, imparcialidad, neutralidad e independencia, priorizando siempre los temas de interés público. Sin embargo,  personalmente creo que ese ideal o paradigma  de la objetividad es casi una ilusión por múltiples razones.

 En los formatos periodísticos de información, entrevista, crónica, reportaje y testimonio, deberíamos actuar con objetividad como deber ético. Sin embargo, en el género de opinión o editorial, es difícil pedir objetividad, ya que en ambos formatos prima los juicios de valor, es decir la subjetividad de quien analiza o comenta un determinado tema. Es más, para corroborar que la objetividad periodística es un ideal o mito y pese a que es un deber ético que debemos cumplir los hombres de prensa, no conozco un solo caso que un Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas del Perú o de los Gremios Periodísticos del Perú que haya sancionado, suspendido o destituido a un colegiado o agremiado por no respetar justamente la objetividad. De allí, que hoy en el periodismo peruano se practica una objetividad relativa y con mayor frecuencia la subjetividad.

¿Cómo han definido los periodistas la objetividad? Raquel San Martín, docente  de la Universidad Católica Argentina, manifestó que “todas las rutinas productivas de construcción de las noticias desmienten la objetividad: la elección de dar espacio a un tema y no a otro, las voces que elegirá un medio según su línea editorial, son todas decisiones que implican un modo de mirar que no es neutral ni desinteresado”. La Profesora Iraida Calzadilla de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana-Cuba, afirmó  “que ser objetivos no es solo la remisión a fuentes, sino también una voluntad ética, pues cuando un periodista se sienta a escribir su trabajo, no solo transmite lo que han dicho sus fuentes, sino también, hay un proceso interactivo en el que están presentes ideologías, cultura, idiosincrasia, pertinencias y honestidad profesional”. El periodista colombiano, Darío Restrepo, precisó que “al periodista no hay que pedirle que sea objetivo, sino que sea honesto, ya que en vez de intentar ocultar la propia subjetividad, cada periodista debería asumir la responsabilidad social de sus prácticas”.

Por su parte, el experimentado periodista Ryszard Kapuscinski en su libro sobre “Los cinco sentidos del Periodista”, afirmó que “siento que esta teoría llamada objetividad es totalmente falsa y produce textos fríos, muertos, que no convencen a nadie. Yo soy partidario de escribir con pasión. Cuanta más emoción, mejor para el elector. No tengo duda sobre esto: los mejores textos periodísticos han sido escritos con pasión, transmiten que uno está verdaderamente vinculado y metido en el asunto del cual escribe. La emoción da fuerza al texto”. La periodista venezolana Luz Solano en un artículo titulado “La Objetividad Periodística es una panacea” dijo que “si algo no podemos negar como profesionales de los medios es que siempre hemos tenido la política editorial por encima de nosotros y en algún momento  esa tan famosa objetividad se convierte en una panacea. Yo tengo muchos años en el medio y a los nuevos jóvenes periodistas se los digo: uno debe tratar de ser ético y legal cuando escribimos, pero si no nos gusta algo tenemos la libertad de irnos, yo lo hice una vez en una empresa en la cual llevaba seis años trabajando”.

Finalmente, el notable periodista portugués José Saramago, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1998, refiriéndose a la objetividad periodística, indicó que “la objetividad es como buscar la cuadratura del círculo y si existe la objetividad, quiero que me la presenten hoy mismo”. Personalmente creo que los periodistas deberíamos practicar una objetividad  absoluta, pero generalmente nuestra objetividad es relativa, pero si hay mucha subjetividad periodística. Concluyendo, si acaso creemos hay periodismo objetivo, preguntamos entonces: Cuál de los siguientes periodistas es el más objetivo del país, ¿Cesar Hildebrant?, ¿Jaime de Althaus?, ¿Raúl Vargas? ¿Aldo Mariátegui? En los diarios nacionales, ¿El Comercio?, ¿La República? En las emisoras de Arequipa, en cuál de ellas sus periodistas son más objetivos, ¿Melodía?, ¿Líder?, ¿Libertad?, ¿Yaraví?, ¿Victoria? Juzgue usted mismo. ¿Los periodistas somos objetivos o subjetivos?





sábado, 12 de noviembre de 2016

¿JUECES SIN ROSTRO?

El congresista Roberto Vieira Portugal del grupo parlamentario Peruanos por el Kambio, anunció a la prensa que presentará un proyecto de ley para que vuelva la figura legal de los “jueces sin rostro” para combatir a la criminalidad organizada que se incrementó en el país en los últimos años. Del congresista Vieira no se puede esperar mucho, no solo porque es novato en el cargo, ya que realizó actividades de armador pesquero antes de llegar al Parlamento y no tiene formación jurídica, no tiene grado académico ni título profesional universitario y menos aún, pese a tener derecho a contar con asesores, no habría solicitado la asesoría de un experto en Derecho Constitucional ni Derecho Penal antes de anunciar públicamente a la prensa su propuesta legislativa. De lo que si estoy sorprendido, es de las declaraciones que dio a la prensa el Presidente del Poder Judicial, el Abogado, Dr. Víctor Ticona, quien se mostró a favor de evaluar el proyecto de ley de “jueces sin rostro”  en vista que algunos magistrados estarían siendo amenazados de muerte por bandas criminales. Peor aún, del Presidente del Consejo Nacional de la Magistratura, el Abogado, Guido Águila, que sobre este tema, afirmó que la propuesta legislativa debería ser analizada en el Acuerdo Nacional por la Justicia.

Pero, ¿Por qué razones no debe implementarse en el país nuevamente los jueces sin rostro? Hay muchos argumentos  y hoy nos limitaremos a recordar y resumir algunos fundamentos. 1.- El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) del año 2003 en el Caso García Asto y Ramírez vs. Perú, la máxima corte de justicia continental de derechos humanos,  declaró que el Estado Peruano violó en perjuicio de los señores Wilson García y Urcesino Ramírez, los derechos a la libertad personal, garantías judiciales y protección judicial, consagrados en los artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.5, 8.1, 8.2, 8,5 y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos, durante los primeros procesos judiciales a los que fueron sometidos estos ciudadanos. ¿A qué se refiere este caso concretó? Ambos ciudadanos fueron detenidos sin mandato judicial por la DINCOTE en 1992 y fueron sometidos a detenciones prolongadas, no se les permitió que presentaran acciones de habeas corpus, no se respetó el debido proceso, los detenidos no fueron puestos a disposición del juez dentro del plazo legal, no se respetó el principio del juez natural,  y fueron sentenciados por el delito de terrorismo  al amparo de varios decretos leyes que emitió el gobierno fujimorista que contravienen la Constitución del Perú y la Convención Americana de Derechos Humanos.

Pero, el fundamento 150 de la CIDH señaló textualmente  que “la sentencia de 15 de enero de 2003 de la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima, reconoció que el procedimiento al que fueron sometidos los procesados, se violó los principios fundamentales como el debido proceso, el del juez natural, el derecho a conocer si el juzgador resultaba competente y el derecho a no ser juzgado por “jueces sin rostro”, así como declaro nulo el proceso penal”, por lo que la CIDH declaró que el Estado Peruano violó  el derecho a un debido proceso, a ser juzgado por un juez competente, independiente e imparcial, así como el derecho a la publicidad del proceso penal, según lo establecido en los artículos 8.1, 8.2 y 8.5 de la Convención Americana.  Es más, la CIDH obligó a Perú a pagar reparaciones económicas por más de 100 mil dólares a los afectados y dar atención médica y psicológica gratuita a ambos ciudadanos, otorgándoles becas para que se capaciten.


 2.- El Tribunal Constitucional del Perú en varias sentencias señaló que los “jueces sin rostro” eran contrarios a la Constitución y la Convención Americana de DD.HH.  En los expedientes 2926-2002-HC, 2169-2002-HC y 2625-2002-HC el TC indico que “El derecho al debido proceso, reconocido en el primer párrafo del inciso 3) del artículo 139° de la Constitución, recoge un cúmulo de garantías mínimas y una de ellas, es el derecho al juez natural, reconocido en el segundo párrafo del inciso 3) del artículo 139° de la Constitución y cuyo contenido, de acuerdo con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Norma Suprema, debe concordarse con el artículo 8.1° de la Convención Americana de Derechos Humanos, según el cual "Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley y  el hecho de que se desconociera la identidad de los magistrados encargados de llevar a cabo el juicio oral, lesionó el derecho al juez natural, toda vez que el justiciable no estaba en la capacidad de poder conocer con certeza quienes eran las personas que los juzgaban”. Más claro ni el agua sobre los argumentos contra los “jueces sin rostro” que pretende el Congresista Vieria. Una decepción que el Presidente del Poder Judicial y el Presidente del CNM no lean las sentencias del TC ni la CIDH. Si quieren darles mayor protección a los jueces amenazados por la delincuencia, es el gobierno quien debe protegerlos con mayor inteligencia, pero no crear los “jueces sin rostro” que serían inconstitucionales y anti convencionales.

martes, 8 de noviembre de 2016

LA PROCURADURÍA GENERAL DEL ESTADO


 La congresista Jenny Vilcatoma presentó un proyecto de reforma constitucional que pretende modificar el artículo 47 de la Constitución creando la Procuraduría General de la República que “gozaría de autonomía e independencia, estableciéndose su estructura organizativa por ley orgánica, siendo los procuradores especializados nombrados por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) por un periodo de 5 años y removidos por dicho Consejo por falta grave, teniendo las mismas incompatibilidades de los magistrados judiciales y fiscales”. La propuesta de Vilcatoma es interesante, pero incompleta. Mi tesis para obtener el título profesional de Abogado que se aprobó por unanimidad se denominó “La Procuraduría General del Estado como Organismo Constitucional Autónomo”, cuyos argumentos lo resumiré a continuación: 1.- La propuesta de reformar el artículo 47 de la Constitución debería partir de la creación del organismo constitucional autónomo (O.C.A.) denominado Procuraduría General del Estado. 2.- La elección del Procurador General debería hacerlo el Congreso Nacional previo concurso público a quien obtenga mayoría calificada (87 votos de congresistas) para que el Procurador  tenga autonomía e independencia  y su elección no debería depender del CNM como pretende Vilcatoma.

  3.- ¿Por qué es necesario convertir a la Procuraduría como O.C.A.? Según el jurista Caballero, 2000, los “O.C.A. están previstos en el texto constitucional como autónomos y no están subordinados al poder ejecutivo, legislativo ni judicial porque contribuyen al redimensionamiento y equilibrio de poderes y producen mecanismos de control constitucional”. El jurista Cárdenas, 1996, indica que los “O.C.A. son creados en la Constitución y no se adscriben a los poderes tradicionales del Estado”. 4.- ¿Qué características tienen los O.C.A.? Están establecidos en la Constitución, son necesarios en un Estado Democrático de Derecho, tienen autonomía, orgánica, funcional y presupuestal, son organismos técnicos y no ideologizados, sus titulares no pueden ser removidos, salvo por falta grave, no pueden ser desconocidos por otros poderes del Estado, y sus decisiones están sujetas a la Constitución y la ley.  5.- ¿Qué normas regularon a los Procuradores? De las 12 Constituciones que hemos tenido en el país desde 1821 hasta el 2016, recién en la Constitución de 1979 y 1993 se estableció el rol de los Procuradores, lo que significa que en 158 años de vida republicana los constituyentes que redactaron las Constituciones no le dieron importancia a la defensa de los intereses del estado que es la función principal de los Procuradores.

 6.- A nivel legal, el primer D.L. que reguló el sistema de defensa jurídica del Estado fue el D.L. 1,537 con el Gral. Velasco donde los Procuradores dependían de la PCM, dándose posteriormente el D.L. 2599 del Presidente Fujimori y luego el D.L. 1068 del Presidente García donde los Procuradores dependen del Ministerio de Justicia, es decir, del gobierno central, ya que los Procuradores son designados por el Presidente de la República por resolución suprema, por lo que los abogados del Estado no tienen ni autonomía ni independencia, lo que contradice el artículo 43 de la Constitución que establece el principio de separación de poderes. 7.- En los hechos, los Procuradores antes que defender los intereses del Estado, han sido Procuradores de los Gobiernos y en la mayoría de casos, salvo excepciones, no han podido cautelar los intereses nacionales, porque no tienen autonomía, estabilidad ni independencia. 8.- ¿Cómo se interpreta la defensa de los intereses de Estado? El jurista Velásquez, 2005, indica que “los intereses de Estado son necesidades que tienen los Estados con sus sociedades internas y con el exterior, por lo tanto, la defensa de los intereses de Estado no se discuten, sino son necesidades nacionales que tenemos que proteger”.


 9.- Desde que nació la República, el sistema de defensa jurídica del Estado, no  impactó en la opinión pública, y su labor estuvo limitada legalmente, presupuestalmente y logísticamente, salvo excepciones de pocos Procuradores. Entre ellos,  del Dr. Ugaz, que denunció a Fujimori y 532 personas ante la Fiscalía de la Nación por integrar una red criminal de ese régimen corrupto y luego del Dr. Vargas, cesado por el Presidente Toledo por investigar al Jefe del Servicio de Inteligencia Cesar Almeyda. La Procuradora Vilcatoma fue destituida arbitrariamente por el Ministro de Justicia Figallo cuando investigaba al amigo del Presidente Humala, Martín  Belaunde y posteriormente la Dra. Príncipe, quien fue cesada por investigar el financiamiento del Partido Nacionalista. 10.- Mi tesis y propuesta de reforma constitucional es que debe crearse la Procuraduría General del Estado como O.C.A. cuyo Procurador General debe ser nombrado por el Congreso Nacional con una votación de 2/3 de sus integrantes, quien podrá asistir con derecho a voz al Consejo de Ministros, teniendo derecho a presentar proyectos de ley sobre materias de su competencia, ingresando los Procuradores Especializados por concurso público convocado por el Consejo Nacional de la Magistratura. El debate del artículo 47 sobre los Procuradores recién comienza en el Congreso Nacional y hay que profundizarlo, ya que de por medio está la defensa de los intereses de estado y no los intereses de gobierno.  


martes, 1 de noviembre de 2016

¿HAY PERIODISMO OBJETIVO EN LA PRENSA?



¿Es un deber la objetividad periodística?

No hay duda que la objetividad es uno de los deberes y valores fundamentales de la profesión periodística y es una garantía que nos exigen nuestros lectores, oyentes o televidentes a la prensa ya que los medios utilizan el espectro radioeléctrico que es de todos los peruanos y nuestra credibilidad personal o empresarial está de por medio. Ninguna norma legal nos exige que seamos objetivos cuando emitimos información en los diversos formatos periodísticos, pero si tenemos esa obligación ética hacia nuestros públicos. 

En el caso del Perú, el Estatuto del Colegio de Periodistas promulgó el año 2015 en Trujillo nuestro Código de Ética y si bien textualmente en ninguno de sus artículos nos imponen como deberes respetar la objetividad, implícitamente nos señalan que debemos actuar con veracidad, imparcialidad, neutralidad e independencia, priorizando siempre los temas de interés público. Sin embargo, ese ideal, paradigma o meta, es casi una ilusión en la realidad desde mi percepción personal por múltiples razones que más adelante detallaremos. En los formatos periodísticos de información, entrevista, crónica, reportaje y testimonio, deberíamos actuar con objetividad como deber ético. 

Sin embargo, en el género de opinión o editorial, es difícil pedir objetividad, ya que en ambos formatos prima los juicios de valor, es decir la subjetividad de quien analiza o comenta un determinado tema. Es más, para corroborar que la objetividad periodística es un ideal o mito y pese a que es un deber ético que debemos cumplir los hombres de prensa, no conozco un solo caso que un Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas del Perú o de los Gremios Periodísticos del Perú haya sancionado, suspendido o destituido a un colegiado o agremiado por no respetar justamente la objetividad en sus notas periodísticas. De allí, que hoy en el periodismo peruano se practica una objetividad relativa y con mayor frecuencia la subjetividad. 

¿Cómo han definido los periodistas la objetividad?

No podemos abordar el tema si antes no recordamos como han definido la objetividad periodística diversas personalidades ligadas o no a la prensa, quienes han expresado opiniones a favor y en contra de la objetividad. La ONU definió fríamente que la objetividad “exige información exacta, conforme a los hechos, comprobada en todos los hechos esenciales y sin deformación deliberada”. Raquel San Martin, docente  de la Universidad Católica Argentina, señala que no hay objetividad ya que la prioridad noticiosa no la define el periodista, sino quienes dirigen el diario. Ella manifiesto que “todas las rutinas productivas de construcción de las noticias desmienten la objetividad: la elección de dar espacio a un tema y no a otro, las voces que elegirá un medio según su línea editorial, son todas decisiones que implican un modo de mirar que no es neutral ni desinteresado”. 

La Profesora Iraida Calzadilla de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana-Cuba, afirmó que no basta con citar a todas las fuentes informativas para ser objetivos cuando los periodistas también tienen ideologías e intereses. Sostuvo “que ser objetivos no es solo la remisión a fuentes, sino también una voluntad ética, pues cuando un periodista se sienta a escribir su trabajo, no solo transmite lo que han dicho sus fuentes, sino también, hay un proceso interactivo en el que están presentes ideologías, cultura, idiosincrasia, pertinencias y honestidad profesional”. El periodista colombiano, Darío Restrepo, por su parte precisó que “al periodista no hay que pedirle que sea objetivo, sino que sea honesto, ya que en vez de intentar ocultar la propia subjetividad, cada periodista debería asumir la responsabilidad social de sus prácticas”. Restrepo no está diciendo que los periodistas debemos ser responsables de lo que afirmamos en nuestras notas y no exigirnos que seamos objetivos.

El Manual de Estilo Periodístico de la Agencia Francesa France Press proclama a sus periodistas: “Sea usted objetivo. No opine. No juzgue. Proporcione información”. Este manual francés  trata a los periodistas como si fueran robots, no tuvieran personalidad, ni alma ni emoción.  Entre tanto, la  periodista colombiana María Teresa Herrán en su libro “Ética para Periodistas” sostuvo que no hay objetividad en el periodista, pero si se le puede exigir buena fe ya que este es un valor moral. Ella afirmó que “la discusión sobre objetividad, bien puede volverse un circunloquio tan estéril como tratar de definir el sexo de los angeles, por tener como punto de referencia conceptos absolutos. Es obvio que nadie puede ser absolutamente objetivo y la mejor forma de subsanar este problema pasa por la buena fe en la búsqueda de los hechos materiales de información noticiosa. La buena fe es un valor moral y esa exigencia moral hacia la objetividad en realidad supone obligación subjetiva de esforzarse en el estudio lo más completo posible de todos los factores que concurren al hecho que se transmite”.

Por su parte, el experimentado periodista Ryszard Kapusinski en su libro sobre “Los cinco sentidos del Periodista”, señaló que la objetividad periodística es falsa y deja entrever que la subjetividad y la emoción da fuerza a los textos periodísticos. Kapusinski afirmó que “siento que esta teoría llamada objetividad es totalmente falsa y produce textos fríos, muertos, que no convencen a nadie. Yo soy partidario de escribir con pasión. Cuanta más emoción, mejor para el elector. No tengo duda sobre esto: los mejores textos periodísticos han sido escritos con pasión, transmiten que uno está verdaderamente vinculado y metido en el asunto del cual escribe. La emoción da fuerza al texto”. 

Slajov Haskovec en su libro sobre “Introducción al trabajo de las Agencias de Noticias, es otro de los periodistas que ratifica que es difícil practicar un periodismo objetivo. Haskovec señaló lo siguiente: “Se dice que la limitación de los hechos garantiza la objetividad, aunque se abstenga de formular opiniones personales, pero todo corresponsal está inevitablemente bajo la influencia de valores prevalecientes en el medio ambiente en el que ha crecido y se ha educado, de las instrucciones que le da su jefe de redacción y de la política que sigue el editor, de modo que la idea que hoy una actividad informativa ideal que no hace más que registrar hechos en forma imparcial, es insostenible. El periodismo objetivista impide el saber sobre la realidad y por tanto, el esfuerzo documental imprescindible para el logro de ese saber”. 

La periodista venezolana Luz Solano en un artículo titulado “La Objetividad Periodística es una panacea” en la revista Magazine en un párrafo reseñó lo que es evidente en las redacciones periodísticas. Que por encima del periodista y sus buenas intenciones objetivas, están sus jefes quienes definen el tratamiento de las noticias. Ella dijo que “si algo no podemos negar como profesionales de los medios es que siempre hemos tenido la política editorial por encima de nosotros y en algún momento  esa tan famosa objetividad se convierte en una panacea. Yo tengo muchos años en el medio y a los nuevos jóvenes periodistas se los digo: uno debe tratar de ser ético y legal cuando escribimos, pero si no nos gusta algo tenemos la libertad de irnos, yo lo hice una vez en una empresa en la cual llevaba seis años trabajando”. 

Finalmente, no solo los redactores y los reporteros tienen ese problema, sino incluso los fotógrafos o foto reporteros. El fotógrafo cubano el Diario El Habanero, Julio Julián Gonzales, relato lo siguiente: “A veces mis fotografías se ven desde el punto de vista político. Los mismos editores escogen la foto de más interés para el periódico. La opinión del artista-fotógrafo queda en un segundo plano. Lo menos importante es el valor artístico de la pieza, el impacto que puede tener en el punto de vista de la gente. Una foto por si sola dice mucho. El periodista entrega su trabajo con una referencia personal, la dependencia está en que si toman o no la opinión de éste”. 

El periodista y docente de la Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación de la UNSA, Dr. Freddy Gonzales Bedoya en su artículo firmado en la Revista Digital “Tribuna Periodística” de Arequipa, denominado “La Objetividad en la Ciencia y el Periodismo”, afirmó que “nuestra forma de conocer, optar, decidir e informar está influenciada por muchos elementos que están fuera de control consciente. Por eso es ilusorio pretender que por un acto de voluntad ponernos por encima de las solidaridades sociales que hemos forjado, nuestros prejuicios, fobias y simpatías inconscientes, para producir un conocimiento o una información objetiva, neutral, sin contaminación. Si los investigadores y los periodistas como seres humanos hubieran sido hechos como objeto seriamos objetivos, sin embargo somos sujeto, por lo tanto proclives por naturaleza a la subjetividad”.

La mayoría de periodistas reseñados en este tema, coinciden por tanto que la objetividad periodística es una utopía o una ilusión. Si damos una mirada el caso de los diarios peruanos más influyentes en los últimos años. ¿Cuál de ellos sería el diario más objetivo del país? ¿El Comercio?, ¿La República?, ¿Correo?  Difícil y casi imposible precisar cuál de ellos es el más objetivo y tiene mayor credibilidad y confianza de la población. En el caso concreto de los periodistas limeños más influyentes, ¿Cuál de ellos los podríamos considerar como el periodista más objetivo? ¿Cesar Hildebrandt?, ¿Jaime de Altahus? ¿Milagros Leiva? ¿Raúl Vargas? Si hablamos concretamente de Arequipa, ¿Cuál de las emisoras podríamos considerar que practican el periodismo más objetivo de la ciudad? ¿Melodía?, ¿Líder?, ¿Libertad? ¿Victoria? ¿Yaraví? 

Con seguridad, ninguno de ellos, porque primero, en primer lugar porque en el bloque matinal trabajan muchos conductores que no siempre coinciden en sus apreciaciones en un determinado tema. En segundo lugar, porque esos medios tienen bloques matinales, al mediodía e incluso vespertinos, por lo que es difícil que todos coincidan. En tercer lugar, cuando abordan un tema, la mayoría de ellos no cruzan información ni se esfuerzan por escuchar a todas las fuentes informativas y la mayoría de ellos prefieren escuchar al público mediante llamadas telefónicas donde opinan de todo, no practicándose el rigor periodístico mínimo o básico que todo programa periodístico debería practicar. 

Si a eso agregamos que en algunos de estos medios, no hay periodistas profesionales que no saben de géneros periodísticos ni de ética periodística, entones es casi imposible exigirles objetividad. Reconocemos sin embargo, que todo periodista de acuerdo a su formación, posición e ideología, tiene el derecho de discrepar e incluso de refutar los argumentos de sus interlocutores, ya que ese es un derecho natural implícito en cada persona. Justamente la tolerancia y la apertura a posiciones contrarias es una virtud que tiene la democracia contraria a las dictaduras, de allí, que es difícil y casi imposible ser objetivos periodísticamente. 

Con seguridad algunos afirmaran que como hay concentración de medios en el país  y la mayoría de ellos están alineados con el poder político y económico, por lo tanto no se les puede exigir objetividad periodística, entonces  la alternativa debería el periodismo progresista o periodismo alternativo. La pregunta es obvia. ¿Serán objetivos quienes practican ese tipo de periodismo que en su mayoría tiene una carga ideológica, no tienen independencia,  imparcialidad y mucho menos conocen de géneros periodísticos y de ética periodística? Ni la gran prensa ni la pequeña prensa garantizan una objetividad absoluta. 

¿Es posible una objetividad relativa?

Personalmente, creo que si bien no podemos lograr por múltiples razones una objetividad periodística absoluta, si podríamos lograr una objetividad relativa, para lo cual deberíamos esforzarnos en cumplir algunos principios básicos y de buena fe, entre ellos los siguientes: 

·         Compromiso con la verdad
·         Independencia
·         Responsabilidad social
·         Imparcialidad
·         Honestidad
·         Coberturar todas las fuentes posibles

Habitualmente los periodistas somos subjetivos y en ocasiones, abordamos un tema y no lo contextualizamos ni agotamos todas las fuentes para abordar un asunto específico. El periodista Rodrigo Alsina, indica que esa subjetividad se refleja durante los procesos de producción noticiosa y se evidencia en los siguientes pasos:

·         Jerarquizamos una noticia que no siempre es de interés público
·         Seleccionamos algunas fuentes y no agotamos todas las posibles para analizar un tema
·         Enfocamos un tema desde nuestra perspectiva personal y no global
·         Damos más tiempo a un tema que en detrimento de otros
·         Invitamos con frecuencia a quienes piensan como nosotros y no a los opositores

Conclusión

Considero que la objetividad periodística es un mito o ideal que aspiramos lograr, pero difícilmente se va a concretar, ya que si bien los hechos pueden ser irrefutables, las informaciones, los análisis e interpretaciones siempre tendrán una carga de subjetividad implícita o explícita y con mayor razón cuando las notas periodísticas pasan por muchos filtros de nuestros jefes o editores antes de ser difundidas al público. Tampoco aliento el subjetivismo absoluto, pero con rigor periodístico y buena fe, podríamos lograr una objetividad periodística relativa y podríamos recuperar la confianza y credibilidad de la población que siempre esta vigilante de nuestras acciones u omisiones periodísticas. Afirmar que hay subjetivismo no nos puede conducir tampoco a practicar el periodismo con “real malicia” o “mala fe”, ya que ello supondría convalidar actos ilegales y anti éticos que lesionan derechos de las personas naturales y jurídicas lo que está reñido con nuestra profesión.

Finalmente, el notable periodista, escritor, novelista, dramaturgo y poeta portugués José Saramago, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1998 y murió en España el año 2010, señaló textualmente lo siguiente en su discurso de orden en la apertura del año académico 2001 de la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid de España y el Grupo PRISA del Diario español El País al cual asistieron doscientos periodistas. Refiriéndose a la objetividad periodística, indicó que “la objetividad es como buscar la cuadratura del círculo y si existe la objetividad, quiero que me la presenten hoy mismo”.
 
En su discurso Saramago, confirmó que lograr la objetividad periodística absoluta es casi una utopía, ya que los periodistas somos un engranaje en esa cadena de los grandes medios de comunicación, donde no siempre prima el interés público, sino el interés político y económico de quienes conducen o concentran las principales cadenas de radio, televisión y prensa escrita. Hay pocos medios en el país y en Arequipa que se acercan a la objetividad relativa y la mayoría de ellos solo son subjetivos y eso nos resta credibilidad y confianza de la población. 

Pese a ello, las últimas encuestas publicadas por las encuestadoras nacionales respecto al nivel de  credibilidad de los poderes públicos y los poderes facticos del país, sigue ubicando a la prensa como un referente ya que en ocasiones es la prensa la que en su ejercicio de control social o de fiscalización, descubre, destapa y denuncia actos de corrupción que los poderes públicos o poderes facticos pretenden ocultar o silenciar, pese a que los medios de comunicación no siempre son objetivos.  

BIBLIOGRAFIA

Estatuto y Código de Ética del Colegio de Periodistas del Perú
San Martin Raquel, 2008, Artículo “Contra la Objetividad: El mito de la Neutralidad Periodística y las Alternativas para Repensarlo”. Universidad Católica de Argentina.
Aranguren Luisa, 2007, Artículo “El Trabajo Periodístico: ¿Objetivo o Subjetivo? ¿Parcial o Imparcial?
Romina Rodríguez, 2010, Artículo ¿Existe el Periodismo Objetivo?
Herrán María Teresa, Bogota 1995,  Libro sobre “Ética para Periodistas”
Kapusinski Ryszard, Libro “Los Cinco Sentidos del Periodista”.
Haskovec Slajov, Libro “Introducción al trabajo de las Agencias de Noticias sobre el Estilo de las noticias para lograr la Objetividad”.
Solano Luz, “La objetividad periodística es una panacea”, 2009, Revista Magazine
Restrepo Darío. “La objetividad periodística”, 2001, Ecuador. Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui.
Gonzales Bedoya Freddy, 2017, Artículo en la Revista Digital “Tribuna Periodística” de Arequipa, “La Objetividad en la Ciencia y el Periodismo”.