19/06/2015
Ser padre de familia no solo demanda dedicación, esfuerzo y entrega a nuestra familia y sociedad, sino también otras obligaciones impostergables hoy más que nunca. Entre ellos, derechos, pero fundamentalmente deberes y entre estos los siguientes: 1.- El Deber de Proveer. Es decir, de abastecer, proporcionar, suministrar, facilitar y conferir todo lo necesario y conveniente para el mantenimiento de nuestra familia y sus necesidades básicas. Esa es la principal obligación de quienes somos cabeza de un hogar. Eso supone que los padres de familia, tenemos el deber y exigencia de proveer materialmente lo indispensable para que nuestros seres queridos no tengan dificultades y contratiempos. Fuimos los padres quienes engendramos los hijos. Ellos no pidieron venir al mundo, por lo tanto, nuestra principal obligación es suministrarles lo necesario para la buena marcha de nuestro hogar.
2.- El Deber de Proteger. El deber de amparar, favorecer, defender, resguardar, salvaguardar y custodiar por igual a cada uno de los seres queridos de nuestro entorno familiar. Eso supone que tenemos también la obligación de proteger que nuestros hijos y familiares no sufran ningún daño o estén en peligro latente ante las adversidades que se pueden presentar en el hogar, vecindario, colegio, centro laboral o en la sociedad. Proteger significa defender y custodiar a nuestros semejantes hasta donde alcance nuestras posibilidades. 3.- El Deber de Prevenir. El deber como jefes de hogar de advertir, avisar, intuir, precaver, aconsejar, alertar y evitar, sobre probables o eventuales perjuicios que pudieran ocasionar a cada uno de nuestros familiares las personas que están en nuestro entorno amical, laboral, social, etc., con su accionar malicioso, ilegal, e inmoral que pudiera afectar a nuestros vástagos. Prevenir oportunamente a nuestros hijos es otra de nuestras obligaciones fundamentales como cabezas de hogar.
4.- El Deber de Pastorear. El deber de cuidar, observar, guiar, consolar y corregir a nuestro rebaño familiar fundamentalmente en el plano espiritual, ante las probables asechanzas del mal que provengan de nuestro propio entorno familiar o del exterior. Los padres de familia debemos guiar en todo sentido a nuestra familia, ya que a veces nuestros hijos son vulnerables, indefensos, no tienen el discernimiento suficiente y están propensos a caer en tentaciones y desviarse del camino correcto. Es nuestro deber repetir a nuestros hijos de la importancia de Dios en nuestras vidas. Hablar con ellos y no esperar llegar al domingo, festividades religiosas o un accidente para recordarles que siendo cristianos, no debemos apartarnos del bien común. No solo debemos decirles lo que deben de hacer, sino que nosotros los padres debemos practicar con el ejemplo.
La Biblia en Corintios 11.3 dice” Cristo es la cabeza de todo varón y el varón es la cabeza de la mujer, aunque una mujer no es inferior a su cargo, pero Dios reconoce que sin una sujeción a la autoridad no hay orden”. Este precepto señala que en todo hogar debe haber orden y respeto al varón jefe de familia. Pero, ese respeto lo ganará el esposo si tiene un comportamiento ejemplar en el plano material y espiritual. Por lo tanto, nosotros los jefes de familia, no podemos exigir a nuestra esposa, hijos y relacionados lo que no hemos cultivado, pregonado y practicado con el ejemplo. Es nuestro deber de ser necesario, disciplinar a nuestros hijos, pero con instrucción amorosa sin provocar en ellos su ira y rencor que algún día pueda generar en nosotros odio y daño.
No debemos ni podemos generar entre ellos discriminación, preferencia ni antagonismo entre nuestros vástagos. Eso puede acarrear a futuro, resentimiento y furia que no podríamos contener ni aplacar por el daño irreparable que generamos en ellos cuando eran niños. No olvidemos que los padres debemos instruir a nuestros hijos desde niños tanto en las palabras, pero fundamentalmente en los hechos para su bienestar material, pero también espiritual. Los padres podemos equivocarnos, pero debemos reivindicarnos. Finalmente, Los padres de familia siempre debemos guardar gratitud y amor eterno hacia quienes desde infantes hasta adultos, nos dieron todo el apoyo que necesitamos en nuestra formación. A ellos, que hoy son ancianos, debemos protegerlos, ampararlos y socorrerlos hasta el último día de su vida, tal como ellos lo hicieron con nosotros cuando fuimos niños. Feliz Día Padre Peruano y Agustino.
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