El 19 de febrero sólo cuatro de
los nueve partidos políticos del nuevo Congreso, suscribieron el Acuerdo por la
Gobernabilidad que fue saludado por el presidente Vizcarra al día siguiente.
Manuel Merino, candidato a la presidencia del Congreso, afirmó que buscan
recuperar la credibilidad y posicionamiento del parlamento como pilar del
Estado ante la sociedad, impulsando las reformas necesarias para el bienestar
del país. Los partidos políticos que han suscrito el acuerdo son, Acción
Popular, Alianza para el Progreso, Somos Perú y Podemos Perú, mientras que
FREPAP, Partido Morado, Fuerza Popular, Unión por el Perú y Frente Amplio, no
han suscrito el acuerdo por la gobernabilidad, ni han expresado grupalmente porqué
razones no lo han suscrito. El acuerdo es un mal inicio del nuevo parlamento
que esta fraccionado en nueve bancadas parlamentarias. Este acuerdo, debería llamarse
desacuerdo, ya que evidencia que los partidos siguen anteponiendo sus interés políticos
e ideológicos, antes que el interés nacional.
A los partidos suscriptores del
acuerdo, les interesa copar la nueva mesa directiva del parlamento, antes que
definir una agenda parlamentaria concertada que debería ser de conocimiento público,
ya que los temas que ventilarán a futuro, incidirán en la esfera pública y privada
de los peruanos y no solo de los congresistas. Dicha agenda legislativa, luego
del consenso de los nueve grupos parlamentarios, debería ser consultada al país
para recibir su opinión y consolidar su legitimidad emanada de la voluntad
popular del 26 de enero. Los partidos que han suscrito el acuerdo, son del
centro y la derecha política del país, lo que evidencia que pretenderían mantener
el modelo económico liberal impuesto por el fujimorismo que ha sido derrotado
en las ánforas y requiere modificaciones urgentes. Excluir a cinco partidos de
centro y la izquierda política del acuerdo por la gobernabilidad, a excepción de
Fuerza Popular, confirma que no hay voluntad de concertación y unidad pensando
en el soberano.
Es un mal síntoma del inicio de
este parlamento transitorio y cometen el mismo error de la mayoría fuji-aprista
del anterior congreso, que consideraba al primer poder del estado su fortín
para enfrentarse al poder ejecutivo, al poder mediático y la sociedad peruana
que les enrostraba su abuso y consigna política para aprobar o encarpetar
leyes. La agenda legislativa no puede definirse solo entre las nueve bancadas
parlamentarias, ya que los partidos políticos son sólo una parte del Estado, sino
que debería priorizarse en base a las 32 políticas de estado ya definidas en el
Acuerdo Nacional suscrito el 2001 donde todos los peruanos estamos
representados en diversas instituciones. Si las nueve bancadas parlamentarias concertasen
una agenda legislativa pensando en el país, el escenario para suscribirlo, debería
ser el Acuerdo Nacional donde están representados los poderes públicos, las
iglesias, los gremios empresariales y laborales, los colegios profesionales y
los partidos políticos.
Si el actual Congreso consensuarán
ese acuerdo por el bicentenario 2021, evidenciaría un buen gesto de respeto a
ese foro de concertación que es el Acuerdo Nacional, pero también ante el país lo
que no ha sucedido aún. Eso no significa que las nueve bancadas parlamentarias
renuncien a su autonomía constitucional de legislar, fiscalizar y representar
al pueblo que les reconoce la carta magna, respecto a otros poderes públicos y
organismos constitucionales autónomos. A los nuevos inquilinos del palacio
legislativo hay que recordarles que vivimos en un estado constitucional de
derecho y que el Estado es uno e indivisible y se organiza según el principio
de separación y colaboración de poderes públicos que reconoce la carta magna en
el artículo 43. Pero, es el artículo 44 de la Constitucion, el que resume los
deberes primordiales del Estado, entre los cuales se encuentran los poderes públicos
como el legislativo y ejecutivo.
Dicho artículo, refiere que “Es
deber del Estado, defender la soberanía nacional, garantizar la plena vigencia
de los derechos humanos, proteger a la población de las amenazas a la seguridad
y promover el bienestar general que se fundamentan en la justicia y en el desarrollo
integral y equilibrado de la Nación”. Por lo tanto, el gobierno de Vizcarra y
el nuevo Congreso, tienen que priorizar el interés nacional, antes que sus interés
políticos e ideológicos. Las bancadas parlamentarias del nuevo Congreso no
pueden actuar como francotiradores contra el poder ejecutivo, pero tampoco como
mesa de partes del gobierno. El poder ejecutivo tampoco debe imponer una agenda
legislativa al primer poder del estado, utilizándolo como piñata sino aprueba
sus propuestas legislativas. Ambos poderes y sus cabezas, deben concertar leyes
en beneficio del soberano y no de los grupos económicos ni las transnacionales
como ha sido frecuente en los anteriores parlamentos. Acuerdo de Gobernabilidad
es sinónimo de coordinación, colaboración y entendimiento entre los actores políticos,
económicos y sociales de un país o región, por lo que el gobierno y el
legislativo deben manejarse con equilibrio y ponderación para dar respuestas
eficaces a las demandas sociales que hoy el Perú exige. Así deberían entenderlo
los 130 nuevos inquilinos del Congreso Nacional Extraordinario.
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