Leo con frecuencia en diarios de circulación
nacional y regional e incluso en ciudadanos
que confunden al abogado con el jurista cuando hay diferencia entre ellos. Según
el diccionario jurídico elemental del reconocido abogado laboralista e
historiador, Dr. Guillermo Cabanellas, el abogado es “el profesional con título
profesional que ejerce la abogacía en representación de personas naturales o
jurídicas en un proceso”, mientras que el jurista es “el profesional que
estudia, analiza e interpreta a profundidad la ciencia del derecho”. En la
comunidad jurídica, los abogados cumplen diversas funciones y tienen diversas especialidades.
Por ejemplo, el abogado-juez, que es la autoridad judicial que investido de
potestad jurisdiccional, aplica las normas jurídicas y estudia las pruebas
presentadas por las partes en litigio para resolver controversias administrando
justicia a nombre de la Nación. El abogado-fiscal, es el que lleva adelante
materialmente la dirección de una investigación y puede ejercer la acción penal
pública a quienes transgreden el ordenamiento jurídico del país, mientras que
el abogado-procurador, representa y defiende los intereses del Estado ante los
órganos jurisdiccionales y administrativos.
Los abogados-notarios, son los
receptores de la delegación que le hace el Estado para que asesoren y medien en
asuntos privados teniendo la facultad de probar y autenticar los documentos,
mientras que los abogados-profesores de derecho, enseñan en las aulas
universitarias educación jurídica para lo cual previamente debe tener formación
pedagógica. Pero, el abogado-jurista, es el profesional del derecho que
estudia, analiza, compara, interpreta, efectúa aportes y críticas a la
Constitución, legislación y reglamentación vigente cuando encuentra vacíos,
contradicciones o deficiencias. No solo eso, el abogado-jurista está obligado a
crear doctrina jurídica que es una fuente del derecho y aportar una teoría que
puede ser importante en la formación del nuevo derecho y que podría convertirse
a futuro en norma jurídica e innovación en la evolución del derecho y una opinión
especializada que puede ayudar a quienes administran justicia a nombre del
estado. Por lo tanto, hay diferencias entre el abogado y el jurista. El jurista
debe entender y manejar el lenguaje jurídico, sus términos y técnicas, ubicar
las normas específicas o principios del derecho y saber interpretarlas
adecuadamente.
Históricamente, la comunidad
jurídica tuvo juristas de oro en el mundo. Entre ellos, Marco Tulio Cicerón,
Ulpiano, Edward Coke, Hugo Grocio, Cesare Beccaria, Jhon Marshall, Maurice Hauriou,
Hans Kelsen, Francesco Carnelutti, Alfred Thompson, Karl Loewenstein, entre otros que aportaron al derecho mundial y
brillaron con luz propia. En el Perú también tuvimos juristas de renombre
internacional por su amplia producción intelectual en el campo jurídico.
Destacan sin duda tres patricios y juristas arequipeños universales por cuya
trayectoria Arequipa fue denominada en
el siglo XIX y XX la “Capital Jurídica del Perú” y que estudiaron en la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de San Agustín. Ellos fueron el
Dr. Francisco García Calderón, abogado, jurista, militar, político y
diplomático quien llegó a ser Presidente del Perú en 1881 y autor del famoso
Diccionario de la Legislación Peruana, escribiendo media de docena de
publicaciones relacionadas al derecho, la economía y la historia del Perú. El
Dr. Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco, quien no solo fue abogado y jurista,
sino diplomático, político, intelectual, escritor y docente universitario,
llegando a ocupar la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas entre
1959-1960 y fue autor de doce publicaciones jurídico-políticas.
El Dr. José Luis Bustamente y
Rivero, abogado, jurista, diplomático y escritor. Fue Presidente de la
República entre 1945 a 1948 y Presidente de la Corte Internacional de Justicia
entre 1967-1969 y autor de quince publicaciones de alcance internacional. Entre
el siglo XX y XXI el país, ha contado con algunas decenas de juristas de
reconocido prestigio nacional. Entre ellos Domingo García Belaunde, Max Arias
Schereiber, Marcial Rubio Correa, Jorge Santisteban de Noriega, Francisco
Eguiguren, Ernesto Blume Fortini, Felipe Osterling, Carlos Ramos Núñez, Oscar
Urviola Hani, Javier Valle Riestra, Aníbal Torres y otros cuyo intelecto
jurídico se han plasmado en diversas publicaciones especializadas que los
estudiantes de derecho y abogados deberían leer con frecuencia. El año 2014, el
portal la ley.pe, informó que en el país había 130 mil abogados, concentrándose
la mayor cantidad de ellos en Lima con más de 61 mil abogados, siguiendo
Arequipa con 8 mil abogados y luego La Libertad, Lambayeque, Cuzco y Puno. Esa
misma encuesta reveló que el 25% de abogados tenía como especialidad el derecho
penal, el 17% el derecho civil, el 14% el derecho administrativo, 7% el derecho
constitucional, el 5% el derecho corporativo y el 3% el derecho tributario. En
resumen, en el Perú tenemos bastantes abogados con diversas especialidades,
pero tenemos pocos juristas. Reproducimos finalmente el pensamiento del Dr.
Ignacio Burgoa Orihuela, relacionado al tema: “Quien solo aprende la
legislación y la aplica con más o menos habilidad en el mundo real de los casos
concretos, cuando mucho será un legista, nunca un jurista verdadero”.
Bastante interesante la lectura, soy abogado y estoy realizando mi trabajo de tesis para maestría en Indemnizaciones accidentes Madrid 2020, me gustaría que me ayuden subiendo más información sobre dicho tema.
ResponderEliminarde las lecturas que practico a diario tengo que reconocer que esta me ha gustado mucho y de hoy en adelante me esforzaré mucho más porque mi deseo es ser un gran jurista he reflexionado hoy mas que ayer debo dar las gracias por esta publicación y estare al pendiente de las que puedan hacer para mi retroalimentacion.
ResponderEliminarMe ha sido de mucha ayuda dicha información, soy estudiante de la carrera de Derecho y es importante no solo como estudiante saber diferenciar ambas figuras. Gracias.
ResponderEliminar