La Alta Comisionada de los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Navy Pillai, reconoció que el
periodismo fue una de las profesiones más peligrosas del mundo entre el año
2000 al 2010, ya que en ese periodo fallecieron más de 500 periodistas en
diversos continentes. Pero, el último informe anual de la ONG Reporteros sin
Fronteras sobre el Balance Anual 2015 del Periodismo, dio datos muy
preocupantes. En resumen dicho informe señaló que el año 2015, 154 periodistas fueron secuestrados, la
mayoría de ellos por los terroristas del Estado Islámico en 18 ocasiones. China
es el país que tuvo la mayor cantidad de periodistas encarcelados con 23
seguido de Egipto con 22 y luego Irán con 18. Pero 54 periodistas fueron
retenidos como rehenes y 8 periodistas desaparecieron en zonas de conflicto,
siendo Siria el Estado más peligroso para el ejercicio del periodismo. Para
evitar o reducir esos ataques a los hombres de prensa incluso en zonas de
conflicto armado, la ONU a través del Consejo de Seguridad, aprobó el año 2006
la resolución 1738 en el cual señala los compromisos que asumen los Estados
para proteger a los periodistas
En dicha resolución, la ONU
advierte que la Convención de Ginebra concede ciertos derechos a los
periodistas: a) que los periodistas deben ser protegidos en zona de conflicto
armado por los Estados, b) que el derecho internacional humanitario prohíbe
ataques a los periodistas a quienes los considera civiles los que de ser
asesinados constituirían crímenes de guerra, c) que los Estados tienen la
obligación de hacer comparecer ante los tribunales de justicia a los autores de
delitos, d) que los equipos e instalaciones de los medios de comunicación son
considerados bienes de carácter civil y no serán objetos de represalias ni
embargos, y, e) que debe respetarse la independencia profesional y los derechos
de los periodistas. Justamente, al amparo de esa resolución de la ONU la ONG
Reporteros sin Fronteras, elaboró una Carta de Seguridad en Zonas de Conflicto
y Tensiones para periodistas, los que deberían tomar en cuenta los medios de
comunicación cuando envían a sus corresponsales o enviados especiales a lugares
de tensión social o conflicto el que tienen ocho principios.
Ellos son los siguientes: 1.- El
compromiso de apoyarse mutuamente los periodistas tanto en informaciones,
seguridad y preparación previa, 2.- Voluntad propia de ir a la zona de
conflicto sin que los medios de comunicación coaccionen a los hombres de prensa
para asumir ese riesgo, 3.- Debería enviarse a reporteros experimentados con
nuevos periodistas para trabajar en equipo y en permanente coordinación, 4.-
Contar con conocimientos mínimos de primeros auxilios en caso resulten heridos,
5.- Tener equipos de seguridad como chalecos antibalas, baliza de localización,
equipo de supervivencia y si fuera posible vehículo protegido, 6.- Los enviados
especiales deberían contar con un seguro y asistencia que cobertura sus
probables enfermedades, repatriación, invalidez y fallecimiento, 7.- Apoyo
logístico a su regreso a su localidad para evitar posibles traumas, y, 8.- Protección
Jurídica, es decir contar con Abogados que defiendan a los enviados especiales
en caso de cometer presuntos delitos o ampararse en la Convención de Ginebra si
acaso el periodista es violado en sus derechos. No hay duda que en los
conflictos armados convencionales o no convencionales, así como en los
conflictos sociales que se han agudizado en la última década en el país,
siempre estará presente la prensa para coberturar las informaciones a través de
diversos géneros periodísticos.
Lo positivo del siglo XXI
respecto del siglo XX es que hoy los periodistas cuentan con una resolución de
la ONU que obliga a los Estados a respetar sus derechos y sancionar
judicialmente a autoridades o privados que abusan de sus atribuciones y
competencias. Esa norma internacional no existía el año 1982 cuando en la
fatídica mañana del 26 de enero, 8 periodistas fueron salvajemente asesinados
en Uchurajay, tan solo por buscar la verdad en una zona que fue declarada en
emergencia por el gobierno de Belaunde. Ellos fueron nuestros mártires Jorge
Mendivil, Amador García, Willy Reto, Jorge Sedano, Pedro Sanchez, Eduardo de la
Piniella y José Infantas. Los evocamos hoy con ese hermoso poema de Alberto
Vega: “Fueron a buscar la verdad y la
encontraron, pero para que no lo digan, los mataron… fueron a fotografiar la
verdad y lo hicieron, pero para que no lo revelasen, los mataron… fueron a
filmar la verdad y lo lograron, pero para que no lo proyecten, los mataron,
fueron a escribir la verdad que iba a salir en todos los medios y periódicos,
pero para que el país no conozca esa denuncia, los mataron…. De eso ya han
pasado 34 años pero su sacrificio no fue en vano y acabará algún día con esa
mentira”.
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