La Real
Academia Española define al cataclismo como una catástrofe sísmica de gran
magnitud que ocasiona profundo daño y conmoción en un determinado espacio
geográfico, mientras que la Escala Sismológica de Richter da cuenta de los
grados de magnitud de los sismos. Cuando la magnitud es 3, se denomina sismo
menor, de magnitud 5 es un sismo moderado, de magnitud 6 es un terremoto
fuerte, de magnitud 7 es terremoto mayor, pero si supera la magnitud 8, se
denomina cataclismo que causa graves daños naturales y físicos en
jurisdicciones territoriales a cientos de kilómetros a la redonda.
Lo que
aconteció el domingo 19 de mayo podría considerarse como el mayor “cataclismo
jurídico inexplicable”, en forma figurada en la comunidad jurídica del país, ya
que solo 3 de 104 abogados postulantes a la Junta Nacional de Justicia,
aprobaron el examen escrito de conocimientos que convocó la Comisión Especial
de la Junta Nacional de Justicia. Los abogados respondieron 50 preguntas siendo
el puntaje total sobre 100 puntos, por lo que la nota mínima era de 66 puntos
para aprobar el examen escrito por lo que debía responderse acertadamente 33
preguntas. Lo grave es que, de 104 evaluados, solo 3 pasaron la primera valla
de evaluación, lo que significa que el 95% de abogados fueron desaprobados,
algo que nunca ocurrió en exámenes similares para magistrados.
Las
preguntas a los postulantes se enfocaron en el Derecho Constitucional, Derecho
Procesal, Derecho Penal, Derecho Administrativo y la gestión pública. Según las
bases del concurso, la prueba escrita tiene un peso del 30% del total del
puntaje, la evaluación curricular 30%, mientras que la entrevista personal
tiene un peso del 40% del total. Ante estos resultados catastróficos donde se
presentaron veteranos abogados y ex decanos de todo el país y con amplia
experiencia jurídica y académica, cabe preguntar lo siguiente: ¿Por qué tantos
jalados? ¿No hubo calidad de postulantes? ¿Las preguntas estuvieron mal
formuladas? ¿Hubo excesiva rigurosidad en las preguntas? ¿Se formularon preguntas
capciosas? ¿Se buscó el memorismo del postulante en las preguntas? ¿No se
actualizan los abogados en jurisprudencia? ¿No leen los abogados la legislación
siempre cambiante?
¿Debió
definirse primero qué tipo de conocimientos y habilidades debían reunir los
postulantes? ¿No tienen suficiente base doctrinaria los letrados en su
formación profesional? ¿Qué responsabilidad tienen las Facultades de Derecho en
los resultados catastróficos? ¿No deberían hacer un mea culpa los Colegios de
Abogados ante estos resultados fatales? ¿Debió definir mejor la Comisión
Especial cual es el tipo de perfil que deben reunir los integrantes de la Junta
Nacional de Justicia? ¿Debe convocarse un nuevo concurso publico de méritos? ¿O
debería invitarse a juristas connotados del país? ¿Cuál de estos dos concursos
tendría mayor legitimidad y legalidad? ¿Tiene potestad la Comisión Especial
para modificar las bases de un nuevo concurso o dicha atribución solo le
compete al Congreso Nacional? ¿Tendremos instalada la Junta Nacional de Justicia
antes de fiestas patrias con sus 07 magistrados titulares y suplentes?
Estos
resultados tienen que ser evaluados integralmente y con espíritu auto critico
en toda la comunidad jurídica. El portal la ley.pe publicó los resultados de
una encuesta nacional entre los abogados, siendo algunos datos muy relevantes.
Informó que en el Perú al año 2018 estaban registrados más de 140 mil abogados,
de los cuales 80 mil estaban registrados en Lima y Callao, seguidos de Arequipa
y la Libertad que bordeaban los 10 mil colegiados en cada uno de ellos. Del
total de letrados encuestados, el 25% reconocía haberse especializado en
Derecho Penal, el 24% en Derecho Civil, el 17% en Derecho Laboral, el 14% en
Derecho Administrativo, el 7% en Derecho Constitucional y el 5% en Derecho
Administrativo.
A la
pregunta de cómo evaluaban los abogados a la administración de justicia en el
país, estas fueron las respuestas: el 50% calificaba de regular al sistema de
justicia, el 29% lo consideraba como malo, el 13% como muy malo y solo un 8% lo
calificaba como buen sistema judicial. Los resultados del examen escrito
a la Junta Nacional de Justicia ponen en evidencia cosas positivas y negativas,
pero también retos inmediatos. Lo negativo y concreto es que la formación
jurídica de los abogados no es óptima en el país. Eso obliga a que las
Facultades de Derecho de las Universidades revisen sus mallas curriculares de
pre y postgrado, pero también tengan mejores docentes, mientras que los
Colegios de Abogados capaciten mejor a sus colegiados en diversas
especialidades.
Lo
positivo es que los resultados del examen fueron publicados a pocas horas de
concluir la prueba como muestra de transparencia. Lo preocupante que solo se
publicó los resultados de los aprobados, cuando debió publicarse las notas de
todos, ya que postulan a cargos públicos y no cargos privados y los peruanos
tenemos derecho a conocer que todos los procesos sean transparentes
integralmente y no parcialmente. Urge una mesa redonda o conversatorio entre
las Universidades y Colegios de Abogados, más la Academia de la Magistratura
para proponer reformas académicas y éticas a la formación jurídica no solo de
los abogados, sino también de los jueces y fiscales que requiere nuestro
sistema judicial y no tengamos en los próximos meses otro concurso con otro
“cataclismo jurídico” cuyos resultados nos avergüence ante la comunidad
internacional.
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