03/08/2015
No hay duda de la importancia de un juez en un estado constitucional de
derecho, ya que sus sentencias pueden frenar los excesos y abusos de
autoridades de poderes y organismos del
estado e incluso de particulares. El día del juez fue instituido en el gobierno de Velasco por el decreto ley
18918 de 1971 cada 04 de agosto. Pero cualquier ciudadano no puede ser un juez.
Un magistrado debe contar con ciertas cualidades académicas y valores. Fundamentalmente,
tiene que sustentar sus fallos con una adecuada motivación de hecho y de derecho. Así lo señala el artículo 139
inciso 5 de la Constitución Política. Eso quiere decir, que el juez en su resolución,
debe expresar las razones o justificaciones que lo han llevado a tomar una
determinada decisión, las que deben provenir del ordenamiento jurídico aplicable
al caso y de los hechos propiamente acreditados en el trámite del proceso. Si un
magistrado emite una resolución con inexistencia de motivación, si la motivación
tienen deficiencias, si la motivación es insuficiente o tiene una motivación que
es incongruente, entonces estos casos pueden llegar al Tribunal Constitucional,
quienes aplicando el control de constitucionalidad, evaluaran si el fallo
judicial pasa el examen de razonabilidad, de coherencia y de suficiencia.
El juez en ocasiones excepcionales, no solo debe efectuar un control de
legalidad a un determinado caso concreto, sino también de constitucionalidad y también
control de convencionalidad, lo que no es habitual en nuestros jueces. Sus
fallos no deberían mencionar solo la legislación aplicable a cada caso, sino también
agregar la jurisprudencia y de ser el caso, la doctrina correspondiente, para
que sus resoluciones tengan consistencia y coherencia. Al margen del
conocimiento jurídico, el magistrado debería hacer respetar su independencia
funcional, pero ese derecho no puede ser utilizado para sus caprichos
personales. No basta la independencia judicial, sino también, la imparcialidad
en cada uno de los procesos que se le presente. Tampoco puede ser neutral
cuando tenga en sus manos un expediente de profundo impacto en la sociedad y
esos casos son cuando hay una enorme presión mediática, política, económica o
social. En esas coyunturas difíciles, tendrá que definir siempre procurando respetar
el valor de la justicia, ya que su sentencia puede desencadenar un conflicto
social o contribuir a la paz social.
Al margen de las cualidades jurídicas, un juez debería reunir ciertas
atribuciones personales. Entre ellas, su honestidad a toda prueba y su
integridad moral. Esos son valores que toda sociedad exige a quienes administración
justicia a nombre del pueblo. De nada sirve tener a un magistrado con múltiples
doctorados en su curriculum, si tiene un comportamiento deshonroso en su hogar
o con los vecinos de su jurisdicción. Por lo tanto, el juez debe respetar a
todos por igual y no creerse un iluminado que está por encima de todos los
mortales. Eso supone que no debe haber jueces muy acartonados, pero tampoco
magistrados timoratos que tienen miedo hasta de su sombra. El magistrado debe
ser siempre objetivo y razonable frente a la sociedad. Ya que de sus decisiones judiciales, dependerá nuestra vida, nuestro
honor, nuestra libertad, nuestro patrimonio. Los justiciables tenemos que saber
que los jueces son seres humanos y no son infalibles y siempre serán objeto de crítica,
ya que en un proceso judicial siempre habrá alguien que gana y otro que pierde.
Sin embargo, como ciudadanos tenemos la obligación de denunciar
documentadamente a aquellos jueces que tienen conductas antitéticas, que son
prevaricadores y tienen deficiente formación jurídica. El Poder Judicial como
poder del estado, tiene la obligación de autoreformarse y ganarse la confianza
de la ciudadanía, ya que más del 80% de la población peruana la desaprueba, tan
igual que al poder ejecutivo como al poder legislativo. Pero esa auto reforma
institucional, tiene que iniciarse desde una reforma personal de los mismos
magistrados que administración justicia a nombre de la nación. No podemos obviar
que el Consejo Nacional de la Magistratura debe ser muy riguroso en la evaluación
de los aspirantes a jueces, pero también que a los magistrados que hoy ejercen
funciones, deben ser capacitados en forma permanente por la Academia de la
Magistratura. Finalmente, al recordarse el día del juez, el destacado filósofo Sócrates
señaló que un magistrado judicial debe tener cuatro características permanentes:
Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudencialmente y decidir
imparcialmente.
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